Martes, 7 de julio, 2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Martes, 7 de julio, 2020

Cuando dejemos que el Espíritu Santo nos impulse en la tarea evangelizadora, seguramente experimentaremos las maravillas que él puede hacer en los corazones, y nos admiraremos viendo lo que puede lograr su gracia. Eso es lo que vivió San Pablo, que predicaba el Evangelio _“no sólo con palabras, sino también con poder y con el Espíritu Santo, con plena persuasión”_ (1 Tes. 1, 5).

Tenemos una descripción de lo que es una predicación con el poder del Espíritu Santo en una oración que hicieron los Apóstoles perseguidos, pidiendo la gracia de predicar de esa manera. Evidentemente, la mayor característica de esa predicación es la valentía, acompañada por signos que el Espíritu Santo regala como quiere: _“Acabada la oración, retembló el lugar donde estaban reunidos, y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y predicaban la Palabra de Dios con valentía"_ (Hch. 4, 29-31).

El Espíritu Santo ilumina nuestros ojos, para que no miremos tanto nuestra debilidad, sino el precioso ideal que él nos presenta. Así, descubrimos que vale la pena entregarlo todo, y él nos fortalece para que lo hagamos.
                     ✨🕊️✨

Lunes, 6 de Julio, 2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Lunes, 6 de Julio, 2020

“Ven Espíritu Santo. Tú que eres como un viento divino, dame la gracia de superar toda timidez y toda cobardía ante la vida.
Lléname de arrojo, de tu impulso de tu valentía, de tu santo empuje.
Ayúdame a vivir con ganas las horas de este día, con una esperanza siempre renovada, abierto al misterio de cada jornada.
Porque cuando logras entrar en un corazón, no lo dejas dormido, quieto, inactivo.
Siempre nos mueves a la vida, a la lucha, a salir adelante con confianza, a buscar un nuevo encanto y a correr detrás de un sueño que valga la pena.
Sácame de la apatía para que no me encierre en mis problemas. Derrámate en mí con todo tu empuje y entusiasmo.
Tú sabes que a veces prefiero quedarme anclado en mis comodidades y que le tengo miedo a los desafíos. Quema con tu fuego toda cobardía y todo cansancio.
Lánzame a la aventura de cada día. Ven Espíritu Santo.
Amén”.
                         ✨🙏🏼✨

Domingo, 5 de julio, 2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Domingo, 5 de julio, 2020

Te propongo que te pongas en oración y dialogues con el Espíritu Santo acerca de la misión de tu vida, y para ayudarte te hago algunas preguntas:

¿Qué estás buscando en la vida? ¿Por qué te gustaría que te recuerden después de tu muerte? ¿Qué te interesa dejar detrás de ti en tu paso por esta tierra? Y más allá de todo esto: ¿Te parece que estás haciendo de tu vida lo que Dios pensó y soñó al crearte?

No se trata de torturarte, o de llenarte de escrúpulos, porque todos cumplimos nuestra misión de una manera imperfecta y limitada. Pero lo importante es que tu vida tenga un para qué, un objetivo profundo, una finalidad, una opción.

Es cierto que en el fondo lo importante es que tu vida le dé gloria a Dios. Pero cada uno de nosotros le da gloria a Dios viviendo con pasión una misión en este mundo. ¿Has descubierto cuál es tu misión? No interesa si es pequeña o grande, oculta o llamativa. Es tu misión, la que nadie más puede cumplir.

Si no lo ves con claridad, es importante que trates de descubrirlo en la oración, pidiéndole al Espíritu Santo que te ilumine. Pero además de eso, es importante que le pidas que te impulse a esa misión, aunque no la veas con mucha claridad; que la cumplas, aunque no la entiendas del todo.

Entonces, aun en medio de tus dudas y de tus momentos difíciles, todo lo que vivas te llevará a cumplir esa misión que el Espíritu Santo ha pensado para tu vida.
                      ✨🕊️✨

Sábado, 4 de Julio, 2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Sábado, 4 de Julio, 2020

Cerremos los ojos por un instante y dediquemos un momento de nuestro tiempo sólo al Espíritu Santo.

Digámosle que nuestro tiempo es sólo para él y nada más que para él, porque él lo merece más que nadie. Si dedicamos tanto tiempo a las cosas de este mundo, es justo que haya un tiempo exclusivamente para él. ¿Por qué no?

Con los ojos cerrados, sin prisa, sin ansiedades, sin nerviosismos, tratemos de reconocer su presencia de amor. Dejemos que se vayan aplacando todas las resistencias y temores, hasta que él pueda apoderarse serenamente de nuestro interior. No se trata de hacer esfuerzos, sino de dejarlo actuar a él. Él sabe como hacerlo; sólo hay que dejar de ponerle obstáculos.

No hay que exigirle nada. Sólo hay que permitirle por un instante que haga lo que él quiera, aunque nosotros no entendamos, aunque nosotros no podamos descubrir ni reconocer qué ha hecho en nuestro interior. Sin duda sólo él puede hacer cosas buenas en nuestra intimidad escondida. Por eso, vale la pena dejarlo actuar en el silencio.
                      ✨🕊️✨

Viernes, 3 de Julio, 2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Viernes, 3 de Julio, 2020

Es maravilloso detenerse a admirar cómo se hace presente la vida del Espíritu en las relaciones humanas. Porque todo gesto de amor humano es un pálido reflejo de ese Amor infinito que une al Padre y al Hijo.

Toda experiencia de amor sincero es una chispa del Espíritu Santo que se mete en este mundo.

Por eso, para imaginarme cómo es el Espíritu Santo debo imaginarme un momento, una experiencia de amor humano generoso, sincero, feliz. Eso mismo, infinitamente más grande, más precioso, es el Espíritu Santo.

Por eso puedo detenerme a admirar los luminosos reflejos del Espíritu Santo en una pareja que se ama, en un abrazo de reencuentro, en un gesto de servicio humilde y generoso, en una sonrisa que busca hacer feliz a otro.
                      ✨🕊️✨

Jueves, 2 de Julio, 2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Jueves, 2 de Julio, 2020

El Espíritu Santo nos hace encontrar en las cosas de este mundo mucho más que lo que nosotros buscamos en ellas.

Es completamente normal que nos gusten las cosas de la tierra, que nos atraigan las cosas de este mundo, porque Dios las creó _“para que las disfrutemos”_ (1 Tim 6, 17). Si no fuera así, nos moriríamos de angustia y no podríamos soportar esta vida.

El atractivo de las cosas es un signo maravilloso, y la variedad de este mundo, repleto de cosas agradables, es un reflejo de la inagotable hermosura de Dios.

El atractivo que sentimos por el placer que nos brindan las cosas de esta tierra nos dice que existe la vida y la esperanza, que vale la pena haber nacido, que existe la hermosura y existe el bien; en definitiva, que existe Dios.

El problema es que a veces nos confundimos, y eso es causa de muchas tristezas. Porque las cosas son simplemente creaturas de Dios que reflejan un poquito de su belleza; pero él es infinitamente más que ellas e infinitamente mejor que las cosas.

Sin embargo, las cosas nos engañan, y a veces nos confundimos creyendo que son eternas, y llegamos a adorarlas como si fueran nuestro Dios.

El problema en realidad no son las cosas de este mundo, sino nuestra debilidad, nuestra pequeñez, nuestra oscuridad que nos enceguece. Nosotros olvidamos que en las creaturas tenemos que descubrir al Señor infinitamente bello que se refleja en ellas. Olvidamos que estamos creados para él, y no para las cosas que son obra de sus manos y sólo manifiestan una gota de su belleza.

Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a trascender las cosas, que podamos detenernos en ellas con gozo, pero encontrando en ellas al Creador, como lo hacía San Francisco de Asís, lleno de ternura y de alegría.
                      ✨🕊✨

Miércoles, 1 de Julio, 2020

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Miércoles, 1 de Julio, 2020

En Jn 3, 14-21 se nos dice que basta mirarlo a Jesús ser salvados, así como Moisés levantaba la serpiente en el desierto para que con sólo mirarla se alcanzara la liberación.

Mirarlo, sacar los ojos por un instante de nuestra maraña de cansancios, resentimientos, orgullos lastimados, insatisfacciones. Mirarlo, levantando los ojos más allá de la miseria sabiendo que hay algo más, que existe la luz sobrenatural que quiere bañar y transformar las tinieblas donde estamos sumergidos. Sólo levantar los ojos, para descubrir que no todo es negro y oscuro, que existe la verdad.

Pero nuestros ojos no se levantan por su propio poder. Es mucha la fuerza del pecado que nos ha ido lastimando y debilitando, como para pensar que con nuestro propio esfuerzo podemos levantar los ojos. Pero además, es tan grande la luz del amor de Dios, que los ojos del corazón humano no pueden percibirla si ese corazón no es elevado. Sólo nos sana y nos eleva la gracia del Espíritu Santo.

Por eso, en medio de la oscuridad, podemos reconocer el secreto impulso del Espíritu Santo que nos invita a clamar: _“Señor, ayúdame, para que pueda levantar mis ojos y te vea”._

Nosotros podemos preferir la oscuridad antes que su luz, cuando queremos ser los únicos señores de nuestra vida, cuando confiamos absolutamente en nuestra propia claridad. Cuando creemos conocer solos, sin ayuda de nadie, el camino que nos conviene para ser felices.

Entonces sentimos que no necesitamos un salvador, y ni siquiera queremos levantar los ojos para verlo. Por eso no podemos ser liberados por la fuerza sanadora de su inmenso amor. Invoquemos al Espíritu Santo, que es único que puede hacernos levantar los ojos para que seamos salvados.
                      ✨🕊✨